III JORNADA DESALAMBRAR LAS LEYES CONTRA LOS INMIGRANTES, EN LAS PLAYAS

cruces playa

El mismo día que en los periódicos daban a conocer el homenaje llevado a cabo en recuerdo de las 154 víctimas y 18 supervivientes del vuelo JK5022 ocurrido hace dos años en el aeropuerto de Barajas, el sábado 21 de agosto tuvo lugar de forma simultanea en 10 playas otro homenaje, está vez en solidaridad con aquellos a los que sí olvidamos fácilmente; las más de 20.000 personas que han muerto intentando cruzar el estrecho en busca de una vida mejor.

Más de 50 personas, organizadas en 10 grupos y distribuidas por 10 playas del litoral ibérico, comenzaron de forma coordinada la III Jornada A Desalambrar las leyes contra los inmigrantes. A las 8 de la mañana, cuando las playas aún están vacías de bañistas, todos los grupos pisaban la arena de las playas para, en vez de clavar la sombrilla, clavar más de 100 cruces en memoria de todos los inmigrantes muertos en nuestras costas. Cada cruz un rostro, cada cruz una vida.

Cuando los primeros bañistas llegaban a las playas con intención de coger un buen sitio en primera línea, se encontraron con un paisaje inesperado; la playa se había convertido en un cementerio. Resultaba difícil ignorar, por esta vez, que el mismo espacio que para unos representa descanso y ocio, para más de 20.000 personas ha supuesto la muerte tras un viaje con el que intentaban huir del hambre y la miseria.

Todos los grupos distribuidos por las playas, pusieron un puesto informativo para dar la cara y responder ante las preguntas, muestras de interés y rechazo de los bañistas. Expresiones como “No nos dejan descansar ni siquiera en la playa” o “Esto lo tendríais que hacer en las playas de África, donde están los gobiernos corruptos africanos, no aquí donde no tenemos culpa de nada” se repetían por todas las playas donde las cruces les recordaban que es imposible ser neutral ante el sufrimiento de los empobrecidos. En varias playas, la policía fue avisada por los propios bañistas escandalizados por tal usurpación de suelo público, argumentando que las cruces calvadas en la arena podían ocupar y estorbar a las mimas personas que, curiosamente, clavaban sombrillas mucho más grandes que las cruces. No obstante, eso no impidió que octavillas y pasatiempos elaborados expresamente para la ocasión, fuesen difundidos a un gran número de bañistas, convirtiendo su tiempo de ocio y descanso, en un tiempo de reflexión y meditación ante el mayor holocausto que está teniendo lugar en nuestras costas.

La III Jornada A Desalambrar concluyo con la esperanza y la responsabilidad de saber que es posible acabar con la corriente de indiferencia que rodea este genocidio silencioso.

En nuestras manos está.
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